Preguntas

Preguntas

¿Y cómo seguir adelante, cuando se desea cambiar de rumbo, pero se sabe uno atado a un destino escogido?

¿Podría acaso dejar de ser consciente? ¿Cómo hacer para soltar todo por lo que se ha peliado, lo que por años nos ha acompañado, lo que es verdadero, para correr detrás de una ilusión que hermosa se esfumará dolorosa?

Todo el tiempo nos dicen que hay que arriesgar para ganar, parece que la consigna es soltar, cambiar, ser infiel a cualquier pensamiento y actuar según el designio del momento, huyendo a la quietud, al cotidiano paso de los días, al paso de esos días pesados sobre nuestros cuerpos. ¿Eternamente jóvenes es la idea acaso?, sin temor a nada, sin atarse a nada, dejando lazos sueltos, esperanzas desanudadas, barcos a la deriva sin capitán ni timón ni ancla, abrazos flojos, ir detrás de deseos pequeñitos, instantáneos, efímeros.

Es raro saber que se hace lo que se debe pero que el deseo fuerte ventisca hala para otros lados. Creo que el deseo es mal consejero, ruin, egoísta, no busca el bien, sólo el momento, el efímero placer instantáneo, ilusorio.

Los años pasan nos vuelven pesados, llenos de papeles, cuentas, números, compromisos, contratos, deberes y en algún momento nos invitan a dejarlo todo y volar, sin alas intentar separar los pies de la tierra, ignorando la gravedad y su fuerza. Saber que el que ignora muere en el engaño, atados a la tierra estamos y nuestro vuelo es más corto que el de la gallina y el piso es duro e implacable.

Me hago preguntas de las que sé la respuestas, deseando que cambien acaso mágicamente. No creo en la magia, mi razón es dura, más que mi parietal, más que las leyes del mercado. No lograré soltar lo amado por lucecitas montadas para escena. Lo amado me compromete, porque a diferencia del deseo, el amor es a contrapiel, es para afuera, es para dar, para soltar, para olvidarse de uno.

Y sí, bien catequizado por el evangelio y sus secuaces, hacer el bien, llevar buenas noticias, dar la otra mejilla, orar por quienes nos odian, ver morir a dios colgado de un madero.

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