El peor de los presidentes

El peor de los presidentes

Mi hija, que ya tiene 15, me preguntó cuál había sido el peor presidente de Colombia y me puso a pensar. En principio uno se queda con lo último que ha vivido o conocido, está en la memoria inmediata, pero luego de un instante de verdad creo que es difícil decirlo, pues no ha habido uno que se salve realmente. Soy del 71, es decir, nacido en una presidencia que fue robada, Pastrana, un fraude electoral, luego Lopez que quebró la pequeña empresa que tenía mi padre, el primer esbozo de apertura económica, desde entonces la vida se hizo un poco más dura, Turbay y su estatuto de seguridad trajo consigo la muerte y las desapariciones forzadas de cuenta del enemigo interno, Belisario nos puso a pintar palomas de la paz y obnubilado dejó que los militares mandaran en el palacio de justicia que ardió ante la solicitud de diálogo. Barco, un viejo que gobernó a pesar de ser incapaz de gobernarse a si mismo, algún otro tomaría decisiones gestó procesos de paz y el exterminio de la UP, más de tres mil asesinados. Gaviria, un mal reemplazo del asesinado Galán, impuso en la constitución y la ley el neoliberalismo y la privatización, Samper demostró lo evidente, el reinado del narcotráfico, no gobernó aunque el estado se siguió deshaciendo, vendiendo al mejor postor, Pastrana Hijo con su sonrisa de galán de telenovela reforzó las fuerzas militares y paramilitares, el pais se inundó de sangre de masacres que recordamos con asombro. Uribe, el capataz de la finca, subido como ejecutor, blanqueó los expedientes de los paras y luego más de seis mil muchachos asesinados y pasado como guerrilleros, fue la única forma para hacer creer que la guerra se podía ganar, dos periodos de este mandadero en el poder, la sangre corría en el matadero. Santos, exministro de defensa del anterior mandatario, se empeñó en la paz con la guerrilla de las FARC y eso estuvo bien era necesario y requisito para abrir el país al capital extranjero, permitió también el desangre de los recursos públicos, Odebrecht, Reficar y muchos más contratos permitieron apropiarse de los recursos públicos a privados y la cosa no pasó de un escándalo de un par de días en los periódicos, por último Duque, que gobierna por voluntad de otro, esté más evidentemente que en otros casos, un inconsciente, un reyezuelo que decidió que la paz con las FARC no valía ni los pesos ni las decisiones requeridas y trajo consigo la muerte a los y las líderes sociales de toda la geografía colombiana y que ahora, ante un largo paro nacional no decide aún dialogar.

Ahora, ante este corto panorama, hablando de los presidentes que he vivido escoger el peor sigue siendo complejo, no se salva ninguno, pero tal vez me quedo con Gaviria, talvez porque me tocó vivirlo en mi etapa universitaria, pero primordialmente porque sembró un modelo que impide que los colombianos vivamos bien y me explico.

En 1989 se venían gestando procesos de paz con varias guerrillas, y firman el M-19 y buena parte del ELN y el EPL, matan a los precandidatos presidenciales Bernardo Jaramillo Osa, Jaime pardo Leal, Carlos Pizarro y Luis Carlos Galán, la esperanza estaba nublada, ensombrecida, ensangrentada, pero surge la imagen del joven político Cesar Gaviria como posibilidad y paralelamente unos jóvenes de universidades privadas proponen la séptima papeleta, un acto eminentemente simbólico que obligara al congreso a realizar una constituyente. La verdad no sé de dónde surgió la idea de cambiar la constitución, en serio, en esta época nos e hablaba de eso, y no fue la universidad pública sino desde la universidad privada de Bogotá, es un tema por indagar, en fin, se votó, ganó gaviria y se realizó este voto simbólico por la constituyente, pues no tenía ninguna legalidad.

Alcancé a votar por esa conformación de esa Asamblea Nacional Constituyente, debo decir que es la única vez que he votado y he ganado alguna elección, en el resto he sido derrotado. Y luego de meses de diálogo, discusión y concertación se escribe una nueva constitución, garantista, con infinidad de derechos y mas de trescientos artículos, que ordenaba todo en el país, fortalecía derechos, descentralización administrativa, separación de poderes y neoliberalismo y fue como rezarle a dios y al diablo a la vez.

Esta constitución dice por ejemplo, que la educación y la salud son un derecho, pero también una mercancía, es decir, sólo puedes acceder al derecho si pagas por él.

La receta neoliberal además de convertir derechos en garantías, decía que había que desmontar el Estado, disminuirlo, venderlo, dejar que se hiciera negocio con todo. Entonces desde los hospitales, las carreteras, las telecomunicaciones, los puertos fueron vendidos, subastados, regalados incluso quebrados para beneficio de los privados. En principio se trataba de generar las condiciones para que el capital extranjero invirtiera en Colombia y generara empleo, desarrollo económico y con él mejorara las condiciones de vida de la población, pero insisto, a cambio lo que se hizo fue la salida fácil, el desmonte del Estado y la venta por partes de sus activos y negocios. Esta forma neoliberal no creo ningún puesto de empleo, antes precarizó los existentes e hizo además que las ganancias se fueran hacia otros lugares del planeta.

Este neoliberalismo, torpe y miope, fue la base necesaria para ahondar en la brecha entre ricos y pobres, en el fortalecimiento de la corrupción, pues el Estado es pensado como botín, en el fortalecimiento del narcoestado, pues negocio es negocio, en precarización laboral. Vivimos entonces en un país que en su constitución está llena de derechos que son imposibles de cumplir si no tiene como pagarlos.

Y sé que muchos defienden esta constitución del 91, es muy distinta a la anterior, sin embargo creo que de nada sirven tantos derechos escritos sobre papeles, si luego en la realidad su cumplimiento es improcedente.

Por esto, que esbozo acá, es por lo que creo que este periodo presidencial, el de Cesar Gaviria y su kínder de palacio, venidos de escuelas privadas y privatizadoras ha sido el peor de los presidentes que he vivido.

Y no olvido la muerte y la sangre que trajo Uribe, él no es el peor, es un asesino, un perpetrador, un paramilitar, un genocida, un hombrecillo de poca humanidad.

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