La política asistencialista del Estado Colombiano
Desde hace unos años, casi veinte, el Estado colombiano entró en la moda de entregar asistencia monetaria a los más pobres de los ciudadanos, para intentar por esta vía cerrar las brechas sociales y sobretodo implicar a más ciudadanos como consumidores en medio de la imperiosa necesidad de ampliar el mercado vía la ampliación de la base que posee alguna capacidad de compra, así se la brinde el Estado mismo.
Esta política asistencialista se da después de la implantación del modelo neoliberal, que implicó la privatización de los servicios sociales esenciales, el acceso a los servicios de salud y educación, pero también otros servicios como la infraestructura, la seguridad ciudadana, los servicios públicos, los servicios financieros, las telecomunicaciones y otros más.
La Ley 100 privatizó el acceso a los servicios de salud, la ley 30 hizo lo mismo con la educación universitaria pública, la educación primaria y básica se realiza por oferencia, se imponen concesiones en las carreteras, puertos y aeropuertos, la seguridad privada sirve de vigilancia en los edificios públicos (mientras los policías cuidan los bancos), se venden generadoras de energía y sus comercializadoras, los acueductos son feriados y los sistemas de recolección de basura son un buen negocio que se vende, Telecom es quebrada y vendida por tres pesos, quiebran los bancos públicos o se veden a huevo, ganadero, cafetero, del estado, entre otros. En fin el Estado es desmantelado, por bienestar de la ciudadanía dicen, pues los privados lo hacen mejor y más barato.
Años después, a principios del siglo 21 surge una política de Estado que recurre al subsidio monetario para intentar mitigar el impacto de la pobreza en la calidad de vida de las personas, la vía que se escoge es un subsidio monetario. Entregarle liquidez a las personas, bancarizarlas, hacer que hagan parte del sistema financiero, pero sobre todo inyectarle recursos del estado a la economía nacional para hacer crecer los negocios y la economía en general.
¿Para que privatizar la escuela primaria? Mejor que hacer que la educación sea pública y que la escuela brinde además de maestros y salones de clase, los útiles, el uniforme, la alimentación a cada niño, se le entrega unos pesos a cada mamá para que le compre, en el mercado, dichos utensilios y del color que le guste además. La escuela cada vez con menos pesos para mantener la calidad educativa o mejorarla y los padres con dinero a su disposición para invertir en sus prioridades. Luego lo importante es que el niño esté matriculado, lo que aprenda no importa, pues sólo la constancia de matrícula es suficiente para que se pague el subsidio.
Así pasó con el resto de servicios privatizados por el Estado en los años noventa del siglo pasado.
En vez de fortalecer la red de hospitales públicos, hacer que crezcan en infraestructura y maquinas, se entregan recursos a EPS del régimen subsidiados para que hagan clínicas de garaje y grandes colas para el acceso a los servicios de salud.
¿Y para qué grandes colas si el servicio está pagado?, el asunto es simple, economía o mejor ganancias. Explico, si treinta pacientes deben esperar un día para que se les brinde un servicio, con esto la empresa acumula 30 días, es decir, u mes sin brindar la atención y es plata que entra a la empresa sin gasto. Cada día que se demora, ya sea en filas, en autorizaciones, en espera de la cita,, es plata que le ingresa a la empresa de salud, que no le importa que te cures, sino que permanezcas en la fila. Por que además si te agravas y la cosa se complica, siempre va a haber la posibilidad de que tu enfermedad sea pagada por el FOSIGA, un fondo en el que el Estado es solidario y paga las enfermedades más costosas y la mayoría de las tutelas, por esto las empresas en los casos más complejos, prefieren que los entutelen. (Esta palabreja se volvió verbo recurrente en Colombia)
Hoy, este gobierno además se sigue inventando más y más formas de entregar la plata del Estado a los más pobres, dando continuidad a las formas asistencialistas de atención, con el agravante que muchos de estos recursos se quedan en el camino de la intermediación financiera.
Hagamos un cálculo, dos millones de transacciones cada dos meses por familias en acción, en un año doce millones de transacciones, Devolución del IVA a un millón de familias cada dos meses, seis millones de transacciones, Ingreso solidario, tres millones de personas, para tres millones de transacciones. En total en estos tres programas al menos diecinueve millones de transacciones en un año.
¿Cuánto le cuesta esto al Estado colombiano estas 19 millones de transacciones? Vamos a creer en los banqueros, le cobran al Estado mil pesos por transacción son 19 mil millones de pesos. Pero venga, eso es muy poco para todo un año, pongámosle tres mil, ya al usuario normal le cuesta cuatro o cinco mil. que cada lector multiplique por la cifra que crea vale cada transacción.
Pero además, estos recursos se entregan a nivel individual, generan una suerte de competencia entre los vecinos, entre quienes reciben y quienes no el beneficio, generando disputas, recelos y odios entre los que hasta ayer jugaban juntos en las calles del barrio. Hoy compiten por el acceso a los pocos pesos.
Además estos recursos en su mayoría no llegan a la economía local, una familia que reclama su subsidio de Familias en Acción en el centro de la ciudad, que va con toda su familia hasta e cajero, ese día almuerza o come algo en la calle, se compra un par de blusas baratas pero en almacén y lega a su casa con una mínima parte de lo que recibió ese día. El barrio y su comercio poco viven de estos recursos.
¿En los últimos 20 años cuantas universidades públicas nuevas se han construido o cuantos hospitales públicos? No se piensa en ello, bueno, a mi se me viene a la cabeza los edificios construidos por Saludcoop, EPS privada para atender a sus pacientes, mientras se hacían ricos y se robaban la plata de este negocio, porque es un buen negocio, así no sirva para mejorar la salud de los colombianos.
Después de casi 20 años de la implementación de estas medidas no se ven avances significativos en el mejoramiento de la calidad de vida de las personas más pobres, aunque ha bajado la estadística de pobreza y miseria en Colombia, creo que es más atribuible a la forma como se calcula que a la realidad misma.